viernes, 6 de julio de 2007

Que es amar

Se habla mucho del amor, pero uno tiene muchas veces la sensación de que se nos escapa el significado pleno de esta palabra. Es muy posible que utilicemos la palabra amor con tanta frecuencia como ambigüedad. Se ha dicho que el amor es el uso más humano y más profundo de la voluntad, pero eso nos parece insuficiente, porque no aclara hacia dónde se debe dirigir el amor. Algo más clarificador es ARISTÓTELES cuando afirma que “Amar es querer el bien para otro”.
 
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De todos modos nos sigue pareciendo algo insuficiente y buscamos una mayor clarificación acerca del contenido de esta actividad, que según intuimos, es la más alta que puede realizar el ser humano. Se dice que el amor tiene afectos, en cuanto es acompañado de sentimientos, y efectos en cuanto supone actos de la voluntad. "Obras son amores..." dice el refrán. Por eso quisiera detenerme ahora a enumerar esos actos en los que se basa el amor verdadero y por tanto una vida lograda y feliz.


Amar es poseer, alcanzar lo amado, hacerse uno con ello. Qué duda cabe de ello. La inclinación a la propia plenitud nos hace desear y amar aquello que nos perfecciona, y consideramos un fracaso no alcanzar el objeto amado. Por eso los caminos del amor son siempre los que conducen a la unión con el amado, una unión que está llamada a ser lo más plena posible.

Amar es gozar, poseer lo amado significa gozo. “El gozo lo causa la presencia del bien amado, o también el hecho de que ese bien amado está en posesión del bien que le corresponde y lo conserva” dice TOMÁS DE AQUINO. Hay formas distintas de gozar según sea el bien poseído, es decir, hay tantos tipos de felicidad como clases de bienes, siendo mayor la felicidad cuanto más alto es el bien poseído.

Amar es conocer. No se puede amar lo que no se conoce, y al revés, nadie conoce mejor que quien ama lo conocido. Para amar hay que conocer y para conocer -sobre todo a las personas- hay que amar. Ningún amante se conforma con conocimientos superficiales del ser amado: busca conocerlo a fondo hasta identificarse con él.

Amar es dialogar, para conocerse (y darse a conocer) ha de haber un diálogo. Amar es una relación de ida y vuelta en la que se produce una donación recíproca, en la que uno al otro se manifiestan su intimidad. Precisamente es con el diálogo como comienza a compartirse una intimidad. Estar abiertos al diálogo y fomentarlo siempre es tarea obligada para el que quiere amar.

Amar es compartir, lo más importante que comparten los que se aman es la intimidad. Sólo se comparten realmente los bienes espirituales (se pueden tener en común sin que el bien disminuya) un bien material no se comparte sino que se reparte. Es importante revisar con frecuencia qué cosas compartimos con las personas que amamos, pues este será un buen indicador del contenido de esa realción.
 
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Amar es recordar. Muchas veces los que se aman tienen que separarse, entonces amar es recordar, evocar la presencia del amado cuando está ausente, traer a la memoria esa vida en común que se retiene como los momentos en que vivir ha sido una actividad verdaderamente intensa y bella. El recuerdo aviva de esta manera el amor haciendo presente al amado y provocando desear el reencuentro.

Amar es estar juntos, del compartir surge el deseo de seguir compartiendo y del goce que da la presencia de la persona amada nace la voluntad de no separarse, de estar juntos. Dice ARISTÓTELES que “nada hay tan propio de la amistad como convivir”. El amor busca la compañía del ser amado, soporta mal la separación, que siempre es motivo de dolor: mal de amor sólo se cura con la presencia y figura.

Amar es alegrarse, quien ama está alegre: se advierte en su semblante, en sus gestos. La alegría es el sentimiento que nace al afirmar “¡es bueno que tú existas!”, dice PIEPER. Amar es alegrarse con el bien del otro, y por tanto es una alegría que predispone siempre a actuar a favor de la persona amada.

Amar es perdonar es “borrar” las limitaciones y defectos del otro, no tenerlas excesivamente en cuenta, no tomarlas demasiado en serio, sino con buen humor, quitarles importancia diciendo “¡sé que tú no eres así!” Quien no perdona no ama. Nos encontramos aquí con una de las facetas más sublimes del amor: el amor redime, que hace bueno al amado.

Amar es ayudar el que ama está pendiente de las necesidades del otro y de ayudarle a mejorar. Amar es por tanto estar disponible para todo lo que necesite la persona amada. También hay que dejarse ayudar, dado que el amor exige reciprocidad, saber aceptar ese ofrecimiento no adoptando actitudes de autosuficiencia.

Amar es sacrificarse, si queremos colaborar en el bien del amado necesariamente tendremos que sacrificarnos por él, tendremos que olvidarnos de nosotros mismos, salir de nuestra comodidad y de nuestro egoísmo porque sólo así seremos felices: haciendo feliz a quien está junto a mí. "Lo que se necesita para conseguir la felicidad -dice san JOSEMARÍA Escrivá- no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado"
 
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Amar es cuidar hay que tener cuidado del ser amado para que no se estropee, para que no corra peligro, para que nada frene su andar hacia la perfección y la felicidad. Amar es tomar al otro como tarea para lograr que aflore lo mejor de sus posibilidades: "quiero sacar de ti tu mejor tú” dice SALINAS. En especial es necesario cuidar a los débiles, a los niños, a los enfermos, a los ancianos.

Amar es curar siempre que se puede. Curar es remediar los defectos del ser amado, aliviar el mal del alma o del cuerpo. Esto exige una especial atención hacia la persona amada, una mirada que detecte las "heridas" a tiempo y una solicitud que ponga remedio eficaz en cuanto sea posible para aliviar en la medida de lo posible todo sufrimiento o todo peligro que amenace al amado.

Amar es sufrir ante la posibilidad de perder el bien poseído. Sólo quien ama puede sentir la pérdida porque no se puede perder lo que no se ama. También es propio del amor el sufrimiento que nace de compartir los dolores con el amado: “quien ama considera al amigo como a sí mismo, y hace suyo el mal que padece” dice SANTO TOMÁS. De este modo quien ama multiplica las posibilidades de sufrimiento.

Amar es compadecer, si amar es hacer nuestros los problemas de los demás, amar es padecer-con es no pensar que ese problema es "su problema", porque también es "mí problema". Esta es la auténtica solidaridad, la que provoca el amor que hace imposible la indiferencia ante cualquier forma de sufrimiento que se nos haga presente.

Amar es consolar, si el amado está triste porque le aflige algún mal, amar es querer consolarle, es decir, procurar sacarle de ese sufrimiento, restituir su alegría. No siempre es fácil, quizá muchas veces ni siquiera es posible consolar, pero por eso mismo en este terreno el más pequeño gesto es muy de agradecer y denota gran finura por parte del amante.

Amar es acoger. La llegada del amado es siempre alegre, pues es estar al fin con él. Un acto específico del amor es por tanto acoger, recibir bien a la persona aceptando todo lo que nos ofrezca, aunque sean problemas. Amar es alegrarse por la “vuelta a casa”.
 
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Amar es comprender esto es, conocer al otro de tal manera que nos ponemos en su lugar y entendemos sus puntos de vista. El esfuerzo por comprender las razones del otro, sus puntos de vista, sus sentimientos, etc. es quizá una de las consecuencias más importantes del verdadero amor, en cuanto supone una clara disposición a valorar al otro saliendo de uno mismo. Con frecuencia el amante deberá ejercitarse en este costoso, pero fructífero, modo de actuar.

Amar es escuchar. Para conocer al otro y sus razones, es necesario el diálogo. Para dialogar -y para comprender- hay que escuchar, dar nuestro tiempo al amado para conocerle mejor y poder ponernos en su lugar, atendiendo a sus razones. La atención al escuchar es una de las muestras más exquisitas de educación y respeto a la otra persona. Dice ORTEGA que "el amor es una alteración patológica de la atención". El cariño es atento, nada le pasa inadvertido, se interesa por todo lo que se refiere al amado.

Amar es obedecer porque el amor lleva a la identificación de las voluntades, es querer lo que el otro quiere. Algo propio de los amigos querer lo mismo, nada une más que querer las mismas cosas o tener los mismos proyectos. Por eso se puede decir que amar es actuar gustosamente con la voluntad del otro. Y eso es obedecer, pues supone saber que la voluntad del otro, de quien me fío, encaja perfectamente con mis propios proyectos, aunque esto, a veces, no sea evidente a primera vista.

Amar es prometer porque es entregar nuestro futuro al amado. Sólo podemos entregarnos en el tiempo, y nuestra decisión de darnos se ha de mantener en el tiempo. El hombre es un ser que "promete" porque es capaz de asumir un proyecto amoroso que tendrá que ir realizándose paso a paso en un futuro, dado que la vida humana es algo que se despliega en el tiempo. Aunque quisiera, el amante no puede darse del todo en un instante, tiene que prometer su amor, que es "comprometer su futuro".

Amar es ser leal es decir, estar dispuesto a seguir amando cuando el ser amado está ausente. Resulta fundamental que se de esa confianza, esa seguridad de que el amante será fiel en todo momento, también, por supuesto, en ausencia del amado. Ser leal es también no permitir "habladurías" del amado, no creer a quien habla mal de él ni consentir que lo haga

Amar es confiar el amante confía en el amado, le deja actuar como quiera porque sabe que será fiel. Es, dar libertad al amado sabiendo que el uso que haga de ella servirá para que crezca el amor. Confiar es no fiscalizar ni recelar, es esperar siempre el bien del amado, es no pensar mal. "El amor -dice SAN PABLO- todo lo cree, todo lo espera, todo lo sufre".

Amar es decir la verdad sin herir, buscando el momento oportuno, con delicadeza, procurando que la verdad presida siempre la relación amorosa. Nunca puede esperarse que el amor se edifique sobre la mentira o la falsedad o la pura apariencia. Hay que amar al amado con toda su verdad, aunque ésta, a veces, no corresponda al ideal que podemos habernos forjado.

Amar es esperar el verdadero amante todo lo espera pues sabe que pretende un bien futuro que puede ser arduo de conseguir y que exigirá sacrificios por ambas partes. La esperanza fundada en el amor es la más tenaz, la que aguanta todas las dificultades. En realidad la más bella esperanza es la que se basa en el amor.

Amar es regalar que es la forma más pura de dar porque sólo importa que el otro reciba un bien, sin interés propio en el regalo. El regalo siempre tiene algo de inesperado y, por tanto de ilusión y exige desprenderse de algo que cueste.

Amar es agradecer es saber corresponder al bien recibido. La gratitud es uno de los sentimientos más nobles y desinteresados. Es valorar lo que otro hace por mí. Es reconocer el don que otro me hace. Sin agradecimiento no puede darse verdadero amor, porque apenas se es capaz de reconocer lo valioso.

Amar es darse porque el regalo más valioso es uno mismo, o al menos debería serlo, por eso amar es un constante estímulo para mejorar. Nadie da lo que no posee, por eso lo primero que debe procurar el amante es ser dueño de sí mismo: poseerse para darse a quien nos ama. Darse exige un destinatario: alguien que reciba el don de mí mismo, por eso amas es saber que el destino de mi vida es otra persona, que mi vida no tiene un destino ciego sino un destino libremente elegido: el destino te lo montas tú. Al amar es cuando experimentamos más claramente que somos dueños de nuestro destino.

Amar es enseñar, es hacer partícipe a la persona amada de la verdad que se tiene o de la experiencia que se ha adquirido, a veces con gran esfuerzo y tiempo. Sacar de la ignorancia es uno de los primeros hechos que exige el amor. Todo conocimiento verdaderamente enriquecedor deberá estar entre los dones que se quieren comunicar.

Amar es corregir. Cuando vemos que la persona amada se equivoca: no podemos dejarla en el error porque eso le podría hacer mucho daño. Cuando la conducta de la persona amada no tiene una adecuación al bien que le es propio, debe ser ayudada a salir de ese trance.

Amar es contemplar, es mirar con amor sabiendo descubrir todo lo que de positivo y bello tiene el amado. Contemplar es mirar amando. Es mostrar el máximo interés por la persona amada. Es descubrir las facetas más bellas, que quizá permanecen ocultas incluso para el propio amado.

2 comentarios:

Gabriela dijo...

Waooo.!! Interesante...
Jeje muy Bonito

Te invito a pasar por mi Blog

Saluditoos.!
Que tengas un bonito dia

Unknown dijo...

Excelente definicion de amar.